jueves, 15 de mayo de 2014

Gestión de los errores durante el aprendizaje

Cuando cualquier alumno/a se enfrenta a un nuevo aprendizaje, ya sea el de una nueva operación matemática (multiplicaciones, divisiones, ecuaciones, etc.), una nueva regla ortográfica (signos de acentuación, puntuación, etc.) o cualquier nuevo contenido en otra disciplina, lo más común es que suela cometer algunos errores antes de desarrollar un conocimiento adecuado de estos nuevos conceptos. Por lo tanto, es indiscutible que el error, o la existencia de momentos de fallo o fracaso durante el proceso de aprendizaje es algo real e inherente al  mismo aprendizaje.


Nadie está exento de errores mientras aprende algo nuevo, independientemente del contenido de este aprendizaje. La aparición de errores forma parte del mismo aprendizaje. Sin embargo, no todos somos iguales, y cada persona puede vivir esta experiencia de fallo de un modo diferente y reaccionar con una actitud más positiva o negativa ante él.

 El modo en el que el alumno/a afronte este momento puede ser crucial para su aprendizaje actual y futuro, afectando a su propia experiencia de éxito o de fracaso ante aprendizajes similares sucesivos. Para ilustrar las actitudes por las que puede optar un alumno/a ante las experiencias de error o fracaso durante el aprendizaje me gustaría exponer el siguiente relato e invitar a la reflexión acerca de su contenido:

Un día, un niño vio cómo un elefante de circo, después de la función, era amarrado con una cuerda a una pequeña estaca clavada en el suelo. Se asombró de que un animal tan corpulento no fuera capaz de liberarse y de que, además, no hiciera el más mínimo esfuerzo para conseguirlo. Decidió preguntar al hombre que lo cuidaba y éste le respondió: “Es muy sencillo. Cuando era pequeño, ya lo amarramos a esta estaca. Entonces intentó liberarse, pero aún no tenía fuerza hacerlo. En un determinado momento, dejó de intentarlo. Ahora no es consciente de su fuerza, puesto que no la ha puesto a prueba. Al creer que no es posible, ya ni lo intenta. Fíjate ahora, con su fuerza, no tendría problema alguno para liberarse, pero vive atado a algo que sólo está en su imaginación”

Autores: María Mercè y Jaume Soler


En este relato, la experiencia repetida de fracaso o error hace que el elefante acabe desistiendo de intentar de nuevo soltarse de su cuerda y ser libre. Adaptando este relato al ámbito educativo podemos llegar a conclusiones interesantes. Qué pasaría en el alumnado que cada vez que se enfrenta a una determinada actividad o a un nuevo aprendizaje se encuentra con que no le sale como él esperaba. Muy probablemente acabará desistiendo, al igual que nuestro elefante.

¿Cómo podemos evitar que este fenómeno acabe afectando negativamente a  nuestro alumnado? dándole importancia al desarrollo de una habilidad, la habilidad de gestionar adecuadamente los fracasos. Claramente, no todo el mundo los gestiona igual. Algunos/as se desaniman muy pronto al encontrar obstáculos en la tarea que le dificultan alcanzar los objetivos de la misma, otros se ven frustrados y rechazan las actividades, puesto que le generan inestabilidad emocional, otros responden con rabia, otros restan importancia al valor del aprendizaje, adoptando una postura pasiva, y por otro lado, existen alumnos/as, que se motivan ante ellos, gestionan adecuadamente sus emociones ante el error y aprende a continuar en la tarea y ser persistente hasta alcanzar el objetivo.

Estamos viendo diferentes actitudes ante el error, que claramente, marcarán el éxito final o el fracaso en la realización de una determinada actividad o aprendizaje concreto. Cuando un alumno/a aprende a gestionar adecuadamente sus errores pondrá en marcha ante estas situaciones un conjunto de estrategias que le permitirán afrontar con éxito el aprendizaje.

Ante esta realidad nos encontramos con un problema. La escuela en muchas ocasiones no presta la atención necesaria a la gestión de estos errores durante el aprendizaje, a pesar de la importancia que podemos deducir que realmente tiene.

La capacidad de gestionar estos fracasos se postula como una habilidad fundamental a desarrollar entre las capacidades del alumnado, y debería convertirse en uno de los objetivos de la escuela actual, con el fin de adaptarse a una sociedad moderna que necesita de personas con capacidad de respuesta y flexibles para amoldarse a los rápidos cambios que en ella se van produciendo constantemente.

Como a este elefante, desde pequeño los niños y niñas están expuestos a la posibilidad de no alcanzar determinadas metas que para él se proponen tanto en la escuela como en cualquier ámbito de la vida cotidiana, encontrando en muchas ocasiones que sus respuestas y su esfuerzo no alcanza el resultado que tanto desearía. Por este motivo, la gestión emocional de estos errores y la actitud activa y positiva ante ellos es fundamental, ya que no sólo afecta a la capacidad de afrontamiento de dificultades o problemas en el ámbito educativo, sino también en cualquier otro ámbito de la vida

Las experiencias de fracaso o de los errores que van cometiendo a lo largo de su vida pueden convertirse en una fuente del aprendizaje. Comúnmente se dice que aprendemos de nuestros errores, pero para ello, hay que saber actuar y reflexionar ante ellos. Si encuentro una dificultad y cometo un error, no arreglo nada desmoralizándome, comparándome con mis compañeros/as que si llegaron a la solución del problema, sintiéndome un estúpido por no conseguirlo y volviendo a repetir los mismos pasos que me llevaron a la solución errónea. Sin embargo, si ayudará aprender a relajarse, reflexionar acerca de donde pude cometer el fallo, pedir explicaciones al profesor/a, confiar en mis capacidades para conseguirlo, animarme durante el ejercicio y valorar el resultado al que llegue, siempre volviendo a reflexionar acerca de aquello que he modificado y me ha dado el resultado satisfactorio que esperaba. El desarrollo de esta actitud ante el aprendizaje fomenta valores como la constancia, la perseverancia y el esfuerzo.
Estos son ejemplos de estrategias que ayudan a afrontar las experiencias de error o fracaso de forma emocionalmente sana en el aprendizaje. Favoreciendo no sólo el desarrollo de una estrategia de afrontamiento adecuada ante posibles fracasos en el colegio o en otro ámbito de la vida cotidiana, sino también a desarrollar una actitud emocional positiva ante las diferentes piedras que el alumno/a puede encontrar a lo largo de su vida.

Para  fomentar una gestión emocional adecuada de los errores durante el aprendizaje podemos transmitir a nuestro alumnado algunas instrucciones que le permitirán cambiar el modo en el que ven estos errores de aprendizaje y sus respuestas ante ellos. Estas instrucciones que debemos inculcar al alumnado pueden ser las siguientes:

ü  Aprende a convivir con los errores, estos forman parte del aprendizaje.

ü  Aprende a partir del error, cada fallo te acerca más al éxito.

ü  No te desanimes, todo esfuerzo tiene su recompensa.

ü  Párate y reflexiona acerca de dónde puede esta el error, no vale volver a repetir los pasos que te conducen de nuevo a él.

ü  Confía en ti mismo.

ü  Cuando consigas el éxito, repasa los pasos para no olvidarlos.

ü  Refuérzate, date ánimos mientras realizas la actividad y cuando alcances el objetivo.

 Por otra parte, para gestionar adecuadamente el error no es suficiente con estas claves. También es necesario aprender estrategias que nos ayuden a afrontarlos y resolverlos. Por este motivo, es necesario fomentar entre el alumnado el aprendizaje de estrategias como el repaso después de realizar la actividad, revisión, reflexión, fomentar la concentración durante la misma, así como técnicas de estudio adecuadas que le permitan aprender eficazmente, además de construir una dinámica de aula que parta de los principios del aprendizaje significativo.


El alumno/a tiene que aprender a convivir con los errores y el fracaso, estos forman parte de la vida misma, y la forma en la que los gestione emocionalmente y responda ante ellos es fundamental para su aprendizaje y su adaptación al medio social. Por esta razón, se debe favorecer en el aula el desarrollo de habilidades (emocionales y académicas) para la gestión de los errores, que permitan al alumnado mejorar su aprendizaje y su vida emocional y social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.